lunes, 28 de junio de 2010

Carta de una madre a otra madre:

DE MADRE A MADRE:

Vi tu enérgica protesta delante de las camaras de TV en la manifestación de ayer en favor de la reagrupación de presos y su transferencia a cárceles cercanas a sus familiares.

Vi cómo te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo y de lo que supone económicamente para vos ir a visitarlo como consecuencia de esa distancia.

Vi también toda la cobertura mediática que dedicaron a dicha manifestación, así como el soporte que tuviste de otras madres en la misma situación y de otras personas que querían ser solidarias contigo y que contabas con el apoyo de nuestra reina presidenta y su demente esposo, comisiones pastorales, órganos y entidades en defensa de los derechos humanos, ONGs etc. etc.

Yo también soy madre y puedo comprender tu protesta e indignación.

Enorme es la distancia que me separa de mi hijo.

Trabajando y ganando poco, idénticas son las dificultades y los gastos que tengo para visitarlo. Con mucho sacrificio solo puedo visitarlo los domingos porque trabajo incluso los sábados, para el sustento y la educación del resto de la familia.

Felizmente también cuento con el apoyo de amigos, familia etc.

Si aún no lo sabes, yo soy la madre de aquel joven que murió cuando se dirigía al trabajo, con cuyo salario me ayudaba a criar y mandar a la escuela a sus hermanos menores y que fue asaltado y herido mortalmente de un tiro que realizo tu hijo.

En la próxima visita,cuando tu estés besando y acariciando a tu hijo yo estaré visitando al mio y depositándole unas flores en su tumba.

¡Ah! Se me olvidaba: ganando poco y sosteniendo la economía de mi casa, a través de los impuestos que pago, tu hijo seguirá durmiendo en un cómodo colchón y comiendo comida caliente todos los dias.

Otra cosa querida: ni al cementerio, ni a mi casa, nunca vino ningún representante de esas entidades que tan solidarias son con vos, para darme apoyo, ni dedicarme unas palabras de aliento y ni siquiera para decirme cuales son MIS DERECHOS.

¡Si estas de acuerdo con esta carta, hazla circular! Quien sabe entre todos podamos revertir esta inversión de valores, que existe en nuestra Argentina, donde los delicuentes tienen más derechos que los ciudadanos normales que solo queremos vivir en paz.



¡LOS DERECHOS HUMANOS SON PARA HUMANOS DERECHOS!

Julia E. Fabiano

Hijo preferido



Cierta vez preguntaron a una madre cuál era su hijo preferido, aquel que ella más amaba.

Y ella, dejando entrever una sonrisa, respondió: Nada es más voluble que un corazón de madre. Y, como madre, le respondo: el hijo dilecto, aquel a quien me dedico de cuerpo y alma...


Es mi hijo enfermo, hasta que sane. El que partió, hasta que vuelva
El que está cansado, hasta que descanse.


El que está con hambre, hasta que se alimente.

El que está com sed, hasta que beba


El que está estudiando, hasta que aprenda
El que está desnudo, hasta que se vista


El que no trabaja, hasta que se emplée
El que se enamora, hasta que se case.


El que se casa, hasta que conviva
El que es padre, hasta que los críe.


El que prometió, hasta que cumpla.
El que debe, hasta que pague.


El que llora, hasta que calle.
Y ya con el semblante bien distante de aquella sonrisa, completó: El que ya me dejó...

...hasta que lo reencuentre...



LA NUEVA GENERACION DE PADRES DE FAMILIA


Los últimos que le tuvimos miedo a nuestros padres y los primeros que tememos a nuestros hijos.

Los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.


Lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos no nos respeten.


En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal.


En efecto, antes se consideraban buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto. Y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres.


Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre nosotros y nuestros hijos se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten.


Y son los hijos quienes ahora esperan el respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias, sus formas de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin.


Como quien dice, los roles se invirtieron, y ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado.


Esto explica el esfuerzo que hoy hacen tantos papás y mamás por ser los mejores amigos de sus hijos y parecerles "muy cool" a sus hijos.


Se ha dicho que los extremos se tocan, y si el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos.


Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben para dónde van.


Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga.


Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante lidereándolos y no atrás cargándolos y rendidos a su voluntad.


Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo la sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros, ni destino.


Cierta vez preguntaron a una madre cuál era su hijo preferido, aquel que ella más amaba.

ella, dejando entrever una sonrisa, respondió:

Nada es más voluble que un corazón de madre.

Y, como madre, le respondo: el hijo dilecto, aquel a quien me dedico de cuerpo y alma...


Es mi hijo enfermo, hasta que sane.

El que partió, hasta que vuelva
El que está cansado, hasta que descanse.

El que está con hambre, hasta que se alimente.

El que está com sed, hasta que beba

El que está estudiando, hasta que aprenda
El que está desnudo, hasta que se vista

El que no trabaja, hasta que se emplée
El que se enamora, hasta que se case.El que se casa, hasta que conviva
El que es padre, hasta que los críe.El que prometió, hasta que cumpla.
El que debe, hasta que pague.El que llora, hasta que calle.
Y ya con el semblante bien distante de aquella sonrisa, completó: El que ya me dejó... ...hasta que lo reencuentre...
LA NUEVA GENERACION DE PADRES DE FAMILIA
Los últimos que le tuvimos miedo a nuestros padres y los primeros que tememos a nuestros hijos. Los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.
Lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos no nos respeten.
En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal.
En efecto, antes se consideraban buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto. Y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres.
Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre nosotros y nuestros hijos se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten.
Y son los hijos quienes ahora esperan el respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias, sus formas de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin.
Como quien dice, los roles se invirtieron, y ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado.
Esto explica el esfuerzo que hoy hacen tantos papás y mamás por ser los mejores amigos de sus hijos y parecerles "muy cool" a sus hijos.
Se ha dicho que los extremos se tocan, y si el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos.
Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben para dónde van.
Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga.
Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante lidereándolos y no atrás cargándolos y rendidos a su voluntad.
Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo la sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros, ni destino.

Somos de las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los mismos errores que pudieron haber cometido nuestros progenitores.
Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, ahora somos los más dedicados y comprensivos, pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia.
Lo grave es que estamos lidiando con unos niños más "igualados", beligerantes y poderosos que nunca existieron.
Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro. Así que, somos los últimos hijos regañados por los padres y los primeros padres regañados por nuestros hijos.
Somos de las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los mismos errores que pudieron haber cometido nuestros progenitores.
Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, ahora somos los más dedicados y comprensivos, pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia.
Lo grave es que estamos lidiando con unos niños más "igualados", beligerantes y poderosos que nunca existieron.
Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro. Así que, somos los últimos hijos regañados por los padres y los primeros padres regañados por nuestros hijos.
Los últimos que le tuvimos miedo a nuestros padres y los primeros que tememos a nuestros hijos. Los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.
Lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos no nos respeten.
En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal.
En efecto, antes se consideraban buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto. Y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres.
Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre nosotros y nuestros hijos se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten.
Y son los hijos quienes ahora esperan el respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias, sus formas de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin.
Como quien dice, los roles se invirtieron, y ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado.
Esto explica el esfuerzo que hoy hacen tantos papás y mamás por ser los mejores amigos de sus hijos y parecerles "muy cool" a sus hijos.
Se ha dicho que los extremos se tocan, y si el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos.
Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben para dónde van.
Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga.
Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante lidereándolos y no atrás cargándolos y rendidos a su voluntad.
Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo la sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros, ni destino.


sábado, 19 de junio de 2010

La Invitación amable - Alfonsina Storni


Te pediré me cuentes tus amores
y alguna historia que por ser añeja
nos dé el perfume de una rosa vieja.

Yo no diré nada de mi misma
porque no tengo flores perfumadas
que pudieran así ser historiadas.

El cofre y una urna de mis sueños idos
no se ha de abrir, cesando su letargo,
para mostrarte el contenido amargo.

Todo lo haré buscando tu alegría
y seré para ti tan bondadosa
como el perfume de la vieja rosa.

La invitación esta....sincera y noble.
¿Quieres ser mi poeta buen amigo
y solo tu dolor partir conmigo?

Alfonsina Storni

A VECES ME PREGUNTAN PORQUE ESCRIBO - Carlos Boaglio


A veces me pregunto porqué escribo.
Las respuestas se diluyen, bifurcan y multiplican.
Hay una fuerza interior indescriptible que me lleva a navegar por el placentero mar de la escritura y allí mi barco pierde el rumbo y mi mano ya no es mía y mi espíritu se transforma y mi ser percibe la sensación de ser “el otro”: el que escribe.

Y transito caminos: oscuros y lumínicos, sedientos y con agua, frescos y templados.
Hay un laberinto que me lleva profundo, voy descendiendo escalones y abriendo los cerrojos de mi alma, mirándome hacia adentro y percibiendo las voces que me llaman

Siento el desgarro y el placer al mismo tiempo y la soledad se instala con la dulce compañía...Estoy solo, muy solo, aislado en el rincón del gozo y del dolor mancomunados.

A veces el naufragio llega pronto y las palabras se desparraman en el espacio de una hoja manchada... moribundas, heridas, carentes de sentido.

A veces los vocablos llegan en torrente torbellino como una cascada que brota a borbotones y otras veces se anclan en el puerto seco de la incertidumbre.

A veces me preguntan porque escribo.
Y yo no sé explicar a ciencia cierta esta increíble vibración en la que el alma flota.

A veces me pregunto porque escribo.
Quizás para erradicar tanta locura contenida o tal vez por ese deseo inconsciente de ganarle a la muerte.
La duda es siempre la enemiga y la frase, esa extraordinaria compañía.

No sé si soy poeta, narrador o dramaturgo... sólo voy cosiendo palabras con el hilo invisible de la entrega...una entrega que llega hasta el despojo...
Y me quedo desnudo... y la humildad me inunda, y me inclino ante mi espíritu que fluye... me entrego, así, sencillamente y soy “el otro”.

Entonces, la noche va poniendo nombres y las cosas cotidianas se transforman... el dolor es dulce como un veneno que me quema... y me asalta el amor por la ventana... y hay estrellas en manteles nuevos... y la taza de café ha venido de visita, deslumbrante.
Y los pájaros picotean por las sillas, las cárceles abren todas sus compuertas y se estampan los astros en los vidrios...
Las lágrimas son la lluvia cristalina y la carcajada está dando serenata sentada en el farol de una esquina...

Y me voy de visita con mí mismo a recorrer un universo poblado de extrañezas sin moverme de mi sitio... y las palabras se descalzan y caminan por la orilla del viento para abarcar el mundo.
Y hoy estoy acá para decirte un poco de ese mundo... También estoy desnudo con mi alma que te confiero como un acto de amor, humildemente.

No sé si te gusta, siquiera, lo que escribo...Pero te lo doy, sencillamente... te lo concedo.

A veces me preguntan porqué escribo.
A veces me pregunto porqué escribo.
No lo sé... pero lo entrego.

(Fragmento del Recital Poético: “A veces me preguntan...”)

¡GRACIAS POR VISITARME

Ojalá que mis palabras se alivianen para poder volar por el viento del encuentro.



La muerte del cisne - Evaristo Carriego

" En un largo alarido de tristeza
los heraldos, sombríos, la anunciaron,
y las faunas errantes se aprontaron
a dejar el amor de la aspereza.

Con el Genio del bosque a la cabeza,

una noche y un día galoparon,
y cual corceles épicos llegaron
en un tropel de bárbara grandeza.

Y ahí están. Ya salvajes emociones,

rugen coros de líricos leones
cuando allá en los remansos de lo Inerte,

como surgiendo de una pesadilla,

¡Grazna un ganso alejado de la orilla
la bondad provechosa de la Muerte! "


Mi Horizonte


Voy a imaginar que estás de espaldas,
que temes ser de sal si te das vuelta,
que eres el envoltorio de una pena
tras la fuerte consistencia de tu gesto.

Voy a imaginar que estás distante,
tan lejos como alcanza mi mirada,
hablando con el mar para indagar en tu alma,
o en la altiva montaña
para fundir tu razón con el silencio.

Y en esa lejanía de tu ser
que me condena a la espera de lo incierto
y a sangrantes muñones si a tu puerta llamo,
voy caminando con la cabeza gacha
para encontrar la voz del desacierto.

En vano el libro de mis pasos
me muestra hojas en blanco, amarillentas,
donde a pesar del intento... nada encuentro.

Y aceptando mi sino repetido
me pregunto una vez más, sin darme tregua,
si esta sombra que nubla mi horizonte
es el boceto de un delirio vano
o es el amor que, desde lejos,
me dice adiós con sus esquivas manos.

© Alberto Peyrano
(de "Gota de Azabache")
Buenos Aires, Argentina, 2010

Pensamientos




El futuro pertenece a los que creen en la belleza de sus sueños.

Disfruta de la vida, esto no es un ensayo.


Piensa bien de ti porque el mundo te valora según tú criterio


No temas la presión. Es lo que transforma las piedras en diamantes


Vive cada día

En el presente

Y haz de ello

Un tesoro.


Cree que tu vida vale la pena ser vivida y esas creencias harán que lo sea.


Allá donde vayas,

Llévate a todo tu corazón contigo.


Si amas la vida, la vida te amará a ti.


Sana el pasado,

Vive el presente,

Sueña que todo

Es posible.


No cuentes los días, haz que los días cuenten.


El secreto de la dicha es tener sueños...

El secreto de una vida plena es hacer los sueños realidad.


El mundo es un espejo,

Si lo sonríes

Te sonreirá.


La felicidad no es tener lo que quieres

sino querer lo que tienes.


La vida sería una buena experiencia

si naciéramos con 80 años y lentamente nos acercáramos a los 21.


Los buenos momentos

se convierten en buenos recuerdos.

Los malos momentos en buenas lecciones


El éxito significa conseguir lo que se quiere.

La felicidad querer lo que se consigue.


Miro el presente porque es donde pasaré el resto de mi vida.


La gente está sola porque construye muros en lugar de puentes.


Que tengas un magnífico día


viernes, 4 de junio de 2010

Despedida de Gabriel García Marquez


SE DESPIDE UN GENIO

Gabriel García Márquez se ha retirado de la vida pública por razones de Salud: cáncer linfático. Ahora, parece, que es cada vez más grave.

Ha enviado una carta de despedida a sus amigos, y gracias a internet está siendo difundida.
Os recomiendo su lectura, porque es verdaderamente conmovedor este corto texto escrito por uno de los latinoamericanos más brillantes de los últimos tiempos.

Dice así:

“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera.

Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.

Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.

Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.

A los hombres les probaría cuàn equivocados al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.-

A un niño le daría alas, pero le dejaría que él sólo aprendiese a volar.

A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres….,
He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.

He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre.

He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no ha de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.

Trata de decir siempre lo que sientes y haz siempre lo que piensas en lo más profundo de tu corazón.

Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma.

Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo, te diría “Te Quiero” y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.

Siempre hay un mañana y la vida nos da siempre otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.

El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo.

Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles, “lo siento”, “perdóname”, “por favor” , “gracias” y todas las palabras de amor que conoces.

Nadie te recordará por tus nobles pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos.

Finalmente, demuestra a tus amigos y seres queridos cuanto te importan.

Gabriel García Márquez