sábado, 24 de abril de 2010

ESCENA ESPACIAL - Alicia Pitaluga


En la inhóspita lobreguez del espacio sideral,
te veo,
tus huellas se diluyen, se alejan presurosas
transitando un camino invisible de sonidos carente.
Y sigues... deslizándote...
¡ágil vas tras tu sueño, corres, ya lo atrapas!
pero no, no lo logras...
tus brazos, dueños de ese vacío que es la dolorosa ausencia,
caen...
más tarde, te elevas en un torbellino de espirales
girando en círculos concéntricos...
entonces,
¡La Suprema Magia interviene! haciendo que,
sendas cristalinas y luminosas lleguen,
para que las transites y así,
de ese vértigo
¡Salvarte!
Alicia Pitaluga

Comprendo el vacío de mi vida...Poesía de Alicia Pitaluga

Comprendo el vacío de mi vida
hasta que llegaste a mí, calladamente...
trayéndome ese toque de alegría
que es decir, las cosas que uno siente

que es cantar, entonar sin melodías,
que es volcar ese mundo que esta dentro
¿Desde qué extraña dimensión arribas
no quieres hoy morir? ¡ yo te comprendo!

si en el hueco de mi alma anidar quieres, ven,
¡Quédate aquí, que tu nido tendrás
y cual cálido plumón te cubriré
deseosa de ver pronto tu aletear !
Autora, Alicia Pitaluga
Gracias Alicia, Belkys 23/4/2010

miércoles, 21 de abril de 2010

El hijo que no quieres


Tú quieres que no sea,
pero cómo...?
Tú podrás acaso devolverme
a mis noches azules
y a mi anhelo,
y a aquel amanecer de mis sentidos
brotando hacia tu luz
del cautiverio.

Tú podrías acaso devolverme
el asombro
cuajado de rocío
de mis ojos mirándose en tu cielo,
la primera canción con que vibraron
las voces más ocultas de mi cuerpo,
y el llanto que lloré sobre mi gozo,
y la sonrisa que premió mi miedo.

O pretendes tal vez
que te devuelva
la chispa que encendiste con tu aliento,
y tu ruego,
y el grito de placer de tu conquista,
la promesa mojada de tus besos
y el escondido nido en que durmieron
tus ensueños de amor
sobre mi pecho.

Tú pretendes
que vuelvan a tus vides
las burbujas que en vinos derramaste,
y que vuelva la miel
a mis panales,
y a mis sienes las blancas azucenas
que adornaron tus rojos estandartes.

Tú quieres que no sea,
pero cómo...?
Cuando cavan tus aguas
por mi cauce,
y hacen sombra de luz sobre mi suelo
las bermejas corolas
que sembraste.

No me pidas, ni exijas, ni me mandes.

Ya no arrulla en tu almohada mi blancura,
y la elástica carne que tú amaste
es apenas
un copo de ternura.

Tú quieres que no sea,
que deshaga
esta mezcla de soles y de estrellas
y que vuelque mi plétora en la nada.

Y en tanto tú reniegas de tu rama,
se dibujan
tu boca y tus pupilas
en la arcilla caliente de mi entraña.

No me pidas, ni exijas, ni me mandes,
tú quieres que no sea,
pero es tarde.

Matilde Alba Swann

Eternidad - Matilde Alba Swann


No me digan que es tarde,
ni me digan tampoco
que estoy lejos.
Es ahora y aquí, claro camino,
andar de río y corazón de huerto.
Es el sitio y el tiempo
coincididos,
de enseñarle a mi niño en balbuceo
a decir compasión, madre y hermano.
De mostrarle a la rama
en que amanezco,
que el amor es amor,
que el hombre es bueno.
No me digan que es tarde cuando escucho,
nacida voz recién del universo
conque el aire acaricia vegetales,
y serena el contorno
de las piedras,
y conmueve las carnes del océano.
No me digan que es lejos, si ya tengo,
el aroma y el trino
entre mis manos.
El espacio y el tiempo
aprisionados,
en la risa gozosa de mis hijos,
en el campo brotado
de mis versos.

Matilde Alba Swann



Un imborrable recuerdo - Madelca



Fue, desde siempre anciano; lo recuerdo

con ese andar cansino de los viejos

que cargan en su espalda mucha vida

y una bolsa repleta de consejos.

Si me parece verlo, con su cabello blanco,

con sus ojos azules y hablando en su dialecto,

contando hasta el cansancio aquellos largos cuentos,

que no por repetidos dejaban de ser bellos.

Me hablaba de su aldea, me hablaba de sus sueños.

De la tierra lejana que un día dejaría

para llegar a otra y cumplir sus anhelos.

Él, como tantos otros, se embarcó hacia lo incierto.

Muchos soles y lunas lo acompañaron, fieles,

alumbrando las aguas que llegarían a un puerto.

Un puerto de esperanzas, de paz, de brazos muy abiertos.

Así llegó a esta tierra aquel muchacho rubio

y de ojos muy azules que sería : mi abuelo.

Aquí trabajó duro, aquí siguió creciendo,

Aquí encontró el amor: una muchacha gringa

Que hablaba en su dialecto.

Y formó su familia; y la muchacha gringa

Le regaló once hijos; mi padre era uno de ellos.

Dios me brindó la dicha que no muchos tuvieron

De vivir junto a él, durante largo tiempo,

De escuchar, repetidos, siempre los mismos cuentos

Que no por repetidos, dejaban de ser bellos

De ver, adivinando en sus ojos azules,

El sueño no cumplido de volver, algún día,

A la pequeña aldea que dejó de muchacho,

Para encontrar la tierra que lo recibiría

Con los brazos abiertos.

Y pasaron los años, se fue poniendo viejo

Y cuando ya sus fuerzas para vivir no dieron

Se marchó de esta tierra, dejando su recuerdo,

aquel viejito dulce, aquel que fue MI ABUELO.


María del Carmen 31/12/2000

domingo, 11 de abril de 2010

Y tu corazón


Y tu corazón
Murió con el mío
Desde aquel querer
Que nunca había sido
Hasta el laurel
Donde reposan tus lágrimas
Y donde el sol
Escondió su nido
En cuyo calor
Compartiste el mío
Y donde la piel descubrió su destino
Por eso
Muerta ya en mis brazos
Derramas sangre
Pero no
Solo queda lo que siempre hubo
Aquel viejo amor
Totalmente desnudo
Las rosas se menean y en su andar
Se preguntan
Que hubiera sido de los dos
De no haberse conocido
Oid vosotros tanto dolor
Que en una pena
En un adiós
Tan solo acabó con todo
Pasarán los años
Y pasará la vida
Pero como tú sabes
Tu corazón
Murió con el mío.-

Leonardo Walter Mori 22 de noviembre de 2001

lunes, 5 de abril de 2010

Rutina




Las cosas de todos los días, desbordada,
cubierta por ellas, transito mi camino

las cacerolas, los pisos, la plancha,
la máquina de escribir, los ficheros,
el colectivo que me transporta apretujada

si no te encuentro poesía, sucumbiré,
moriré, irremediablemente.

Alicia Nora Pitaluga

Belkys, para tí y para el que desee leerlo. esto que quiso ser un poema
Alicia
4/09/200

Sermón de la Montaña


"Bienaventurados los pobres de espíritu, los mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los pacíficos,los que sufren persecución por la justicia.
Bienaventurados seréis cuando os maldigan, os persigan y digan falsos testimonios contra vosotros, por causa mía. Alegraos entonces y saltad de júbilo, porque vuestra recompensa será grande.
Habéis oído decir: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian, y rogad por los que os persiguen y os calumnian, para que seáis hijos de vuestro Padre, que está en los cielos, que hace salir el sol sobre los buenos y los malos y hace caer la lluvia sobre justos y pecadores; sed, pues, perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.
"Cuando des limosna, no hagas tocar la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados de los hombres. En verdad os digo que recibieron su galardón. Mas tú, cuando hagas limosna, procura que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que conoce el interior, te preciará.
Y cuando recéis, no seáis como los hipócritas, que les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas públicas, para ser vistos de los hombres. Mas tú, cuando reces, entra en tu habitación, y después de haber cerrado la puerta, reza a tu Padre en secreto, y tu Padre, que conoce el interior, te recompensará.