martes, 26 de abril de 2011

Un águila llamada Libertad - Hechos reales que superan cualquier ficción.

     Jeff Guidry y Freedom (Libertad)



están en el


Sarvey Wildlife Center,


Everett, Washington.






Para el verano 2008, Libertad y yo hemos llevado 10 años juntos.








Ella llegó hasta mí siendo una aguilucha, en 1998, con las dos alas rotas, especialmente la izquierda, que no podía desplegar en absoluto, aún después de haberle practicado cirugía.


Su ala estaba rota por cuatro sitios.


Ella es mi ‘niña’.


Cuando Libertad llegó a nuestro Centro de Rehabilitación Animal no se sostenía sobre sus patas.


Estaba flaca, llena de piojos y parecía que su final era inminente.


Pero decidimos darle la oportunidad de vivir y superar esas condiciones tan dramáticas. A partir de ese momento, me hice cargo de ella todo el tiempo.


La pusimos en una jaula para perros, ‘acolchada’ con tiras de papel periódico para ‘acomodarla’ como si se tratase de un nido.


Estaba tan mal, que parecía no responder a ningún cuidado.


Yo le hablaba durante horas todos los días y la animaba a luchar por su vida.


Ella permanecía echada y sólo me miraba con sus grandes ojos marrones. Teníamos que alimentarla por un tubo, ya que no podía picotear la comida.


Era lastimoso verla tan destrozada.


Libertad estuvo en esa situación tan lamentable por espacio de 6 semanas que parecían interminables.


Mis compañeros del Centro de Rehabilitación me dijeron que habría que pensar en la eutanasia si no se ponía en pie, porque no podíamos cruzar la línea entre ‘rehabilitación’ y ‘tortura’.


Sin embargo, yo me resistía a perderla.


Mis colegas me habían hablado de ‘programarla’ para el viernes de la semana siguiente si no lograba sostenerse en pie.


Llegó el jueves y al día siguiente habría que ejecutar la decisión que se había tomado una semana atrás.


Yo estaba tan desolado que no sentía deseos de acudir al Centro porque no soportaba la idea de la eutanasia para mi pobre y bella amiga Libertad.


No obstante, me vestí con desgana y fui. Cuando llegué al Centro todo el mundo me saludaba con una sonrisa de oreja a oreja.


Fui inmediatamente hacia la jaula de Libertad y... ¡Allí estaba! ¡En pie! ¡Una grande y hermosa águila!


¡Fue maravilloso verla dispuesta a vivir! Estuve a punto de echarme a llorar de alegría. Fue un gran día. Sabíamos que ella nunca podría volar, pero aún así, decidimos entrenarla con el guante y unas tiras de cuero para rehabilitarla al máximo posible y recuperarle sus alas .


Inundamos los periódicos, las radios y hasta un programa de TV con nuestra historia.


En la primavera del 2000 fui diagnosticado de un linfoma de grado 3.


Esto significa que tenía un órgano principal afectado y metástasis en el resto. Me darían quimioterapia durante 8 meses seguidos para reducir al máximo la extensión de la enfermedad, pero si no funcionaba la terapia, tendrían que hacerme un transplante de médula ósea. Perdí todo el cabello.


Muchas noches soñaba con Libertad, volando majestuosa hacia mí y mirándome con fijeza y atención como queriendo darme ánimos con su ejemplo.


Echaba mucho de menos mi trabajo, así que en cuanto me sentía un poco más fuerte, iba a ver a Libertad al Centro.


Hacia finales de Noviembre, después del Día de Acción de Gracias, fui al médico a realizarme las últimas pruebas para saber si tendrían que hacerme el transplante. Los resultados fueron asombrosos:


Me dijeron que el cáncer


… ¡Estaba curado!


Lo primero que hice al conocer la buena noticia fue ir a ver a mi ‘niña’ para llevarla a pasear.


El día era brumoso y hacía frío, La llevé a lo alto de la colina para que hiciera su hermoso vuelo. Yo no le había dicho nada a Libertad sobre mi salud, sin embargo, ella ‘sabía’.


Cuando la dejé libre para que volase en los alrededores, ella me miró, extendió sus alas y las cerró sobre mí. Fue un abrazo, un momento mágico e irrepetible que no sé cuánto duró.


Hacia finales de Noviembre, después del Día de Acción de Gracias, fui al médico a realizarme las últimas pruebas para saber si tendrían que hacerme el transplante. Los resultados fueron asombrosos:


Me dijeron que el cáncer


… ¡Estaba curado!


Lo primero que hice al conocer la buena noticia fue ir a ver a mi ‘niña’ para llevarla a pasear.


El día era brumoso y hacía frío, La llevé a lo alto de la colina para que hiciera su hermoso vuelo. Yo no le había dicho nada a Libertad sobre mi salud, sin embargo, ella ‘sabía’.


Cuando la dejé libre para que volase en los alrededores, ella me miró, extendió sus alas y las cerró sobre mí. Fue un abrazo, un momento mágico e irrepetible que no sé cuánto duró.


Sólo sé que sentí sus enormes alas presionando mi espalda y apoyó su pico sobre mi nariz en un gesto de afecto casi humano.



Jeff Guidry y Freedom (Libertad)










Me miró directamente a los ojos y estuvimos así un rato.


Entendí que, de algún modo, ella supo cuánto me había pasado y era su forma de recompensarme y alentarme.


Comprendí que éramos ‘almas gemelas’ desde el mismo momento en que ella llegó al Centro, pero no sabía hasta qué punto un alma libre como ella era capaz de transmitir tanta fuerza y tanta belleza.


En varias ocasiones han venido al Centro personas enfermas y ella se comporta con una delicadeza especial.


Es algo mágico y misterioso.


Una vez vino al Centro un enfermo terminal.


Cuando estaba visitando a Libertad sus piernas se debilitaron, y en ese momento se la estaban colocando sobre su mano enguantada.


Esta persona dijo sentir el poder y la fuerza especial que emanaba de Libertad y cómo sus piernas se fortalecían y volvía a sentir la energía suficiente para no caer de rodillas.


Hay muchas más historias, pero me sería imposible contarlas en tan poco espacio.


Jamás olvidaré el honor de sentirme tan cercano a un espíritu libre tan magnificente como Libertad.


 


Amor Tardío


Tardíamente, en el jardín sombrío,
tardíamente entró una mariposa,
transfigurando en alba milagrosa
el deprimente anochecer de estío.


Y, sedienta de miel y de rocío,
tardíamente en el rosal se posa,
pues ya se deshojó la última rosa
con la primera ráfaga de frío.


Y yo, que voy andando hacia el poniente,
siento llegar maravillosamente,
como esa mariposa, una ilusión;
pero en mi otoño de melancolía,
mariposa de amor, al fin del día,
qué tarde llegas a mi corazón...

José Angel Buesa




viernes, 22 de abril de 2011

José Luis Perales


.....................................................................................................................................................................................................

domingo, 17 de abril de 2011

Hoy comprendo Señor


HOY COMPRENDO SEÑOR,
TU SUFRIMIENTO
Por
Emma-Margarita R. A.-Valdés


Hoy comprendo, Señor, tu sufrimiento,
el dolor de sentirte abandonado,
el vacío de inmensa soledad...
Hoy sufro la aridez de tu calvario.

Este azote que rompe nuestro cuerpo
con calumnias, con ira, con traición,
es el eco de la única verdad
que flageló al orgullo con su voz.

Esta espina que hiere nuestra mente,
arrancada del tallo de la envidia,
es el rencor punzante del hermano
por el amor que dimos sin medida.

Esta cuesta que forman las infamias
y lacera los pies en el camino,
es la ofrenda de vida y de trabajo
que entregamos, sin precio, al enemigo.

Este clavo que rasga nuestros pulsos
con el golpe del odio acumulado,
es respuesta al abrazo de piedad
abierto para ser crucificados.

Esta lanza que horada nuestro pecho
con el fiero bramido de la injuria,
es mensaje del claro manantial
de agua viva que el mal transformó en turbia.

Hoy comprendo, Señor, tu sufrimiento,
tu amor sacrificado, omnipotente.
Yo también te he vendido y traicionado.
¡Pido perdón por tu pasión y muerte!

domingo, 10 de abril de 2011

El paso de los años

El paso de los años


para mi hija Viveka

porque cogí la mariposa
no en el jardín
sino en el sueño
porque en mi almohada
oí cantar al río
al crepúsculo orar
porque el cielo breve
de la flor
me llevó lejos
porque el niño aún
(que fui que a veces soy)
despierta y ve
la mariposa
volar en el jardín
que ya no sueño.


Javier Sologuren

Yo se que un día

Pintura, Alberto Pancorbo
Un día te veré...no se cómo ni cuando,
ni siquiera me importa todavía,
pero yo sé, segura estoy que un día
llegaré donde estás y lo haré sin pensarlo.


Mis manos extendidas, casi como volando,
te tocarán muy suaves, muy blancas y muy frías.
Un día te veré y estoy tan convencida
que me siento en tus brazos descansando.


Pero yo se esperar, no peco de impaciente,
mi sueño es manso, es lago y no torrente,
sabe que llegará ese día y sigue la corriente,
sabe aguardar y Dios así lo entiende.


Sé que Él me llevará , serenamente,
hasta el lugar donde estás esperando.
Será un día cualquiera, diferente,
no tendré que buscarte, me besarás la frente,
me tomarás las manos...no importa cuando.




13/04/2001
Madelca





El dulce milagro

El dulce milagro


¿Que es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
Mi amante besome las manos, y en ellas,
¡oh gracia! brotaron rosas como estrellas.


Y voy por la senda voceando el encanto
y de dicha alterno sonrisa con llanto
y bajo el milagro de mi encantamiento
se aroman de rosas las alas del viento.


Y murmura al verme la gente que pasa:
"¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.
¡Dice que en las manos le han nacido rosas
y las va agitando como mariposas!"


¡Ah, pobre la gente que nunca comprende
un milagro de éstos y que sólo entiende
Que no nacen rosas más que en los rosales
y que no hay más trigo que el de los trigales!


Que requiere líneas y color y forma,
y que sólo admite realidad por norma.
Que cuando uno dice: "Voy con la dulzura",
de inmediato buscan a la criatura.

Que me digan loca, que en celda me encierren
que con siete llaves la puerta me cierren,
que junto a la puerta pongan un lebrel,
carcelero rudo carcelero fiel.


Cantaré lo mismo: "Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen".
¡Y toda mi celda tendrá la fragancia
de un inmenso ramo de rosas de Francia!


Juana de Ibarburu

La Dama de las perlas

Yo he visto perlas claras de inimitable encanto,
de ésas que no se tocan por temor a romperlas;
pero sólo en tu cuello pudieron valer tanto
las burbujas de nieve de tu collar de perlas.


Y más, aquella noche del amor satisfecho,
del amor que eterniza lo fugaz de las cosas,
cuando fuiste un camino que comenzó en mi lecho
y el rubor te cubría con un manto de rosas.


Yo acaricié tus perlas sin desprender su broche,
y las vi como nadie nunca más podrá verlas,
pues te tuve en mis brazos, al fin, aquella noche,
vestida solamente con tu collar de perlas.


José Angel Buesa





domingo, 3 de abril de 2011

El Viento

Vino primero tenue y acarició su pelo,
nube de mariposas rozando sus mejillas;
era el beso de un ángel flotando en las orillas
de sus ojos azules con reflejos de cielo.


Y se agitó en ligeros y suaves remolinos
trepando dulce y ágil en torno a su figura,
cubriendo en un abrazo la flor de su cintura,
llevando su perfume por todos los caminos.


Llegó por las esquinas borracho y pendenciero,
y sacudió su blusa con empuje atrevido.
Era intenso y robusto, rebelde y encendido,
y la apretó con fuertes tentáculos de acero.


Se transformó en violento ciclón desesperado,
arrancando la falda con sus múltiples manos,
invadiendo los fondos recónditos y arcanos,
y arrebatando el fuego de su cuerpo azotado.


Gentil soplo de viento crecido sin medida,
tierno beso de amigo transformado en amante,
leve caricia alzada en pasión dominante,
sueños nunca vividos de una ocasión perdida.


Poemas de Francisco Alvarez

Mario Vargas Llosa. Premio Nobel de Literatura 2010


Mujeres como nosotras


Todas las flores del desierto están cerca de la luz.


Todas las mujeres bellas son las que yo he visto, las que andan por la calle con abrigos largos y minifaldas, las que huelen a limpio y sonríen cuando las miran. Sin medidas perfectas, sin tacones de vértigo. Las mujeres más bellas esperan el autobús de mi barrio o se compran bolsos en tiendas de saldo. Se pintan los ojos como les gusta y los labios de carmín de chino.


Las flores del desierto son las mujeres que tienen sonrisas en los ojos, que te acarician las manos cuando estás triste, que pierden las llaves al fondo del abrigo, las que cenan pizza en grupos de amigos y lloran sólo con unos pocos, las que se lavan el pelo y lo secan al viento.


Las bellezas reales son las que toman cerveza y no miden cuántas patatas han comido, las que se sientan en bancos del parque con bolsas de pipas, las que acarician con ternura a los perros que se acercan a olerlas. Las preciosas damas de chándal de domingo. Las que huelen a mora y a caramelos de regaliz.


Las mujeres hermosas no salen en revistas, las ojean en el médico, y esperan al novio, ilusionadas, con vestidos de fresas. Y se ríen libres de los chistes de la tele, y se tragan el fútbol a cambio de un beso.


Las mujeres normales derrochan belleza, no glamour, desgastan las sonrisas mirando a los ojos, y cruzan las piernas y arquean la espalda. Salen en las fotos rodeadas de gente sin retoques, riéndose a carcajadas, abrazando a los suyos con la felicidad embotellada de los grandes grupos.


Las mujeres normales son las auténticas bellezas, sin gomas ni lápices. Las flores del desierto son las que están a tu lado. Las que te aman y las que amamos. Sólo hay que saber mirar más allá del tipazo, de los ojazos, de las piernas torneadas, de los pechos de vértigo. Efímeros adornos, vestigios del tiempo, enemigos de la forma y enemigos del alma. Vértigo de divas y llanto de princesas.


La verdadera belleza está en las arrugas de la felicidad...



Mario Vargas Llosa. Premio Nobel de Literatura 2010







Rugby sin fronteras




                        

MALVINAS 2011




Desde el momento en el que vimos las islas desde el avión, se fueron metiendo dentro nuestro. Despertaban en cada uno de nosotros fuertes sentimientos, algunos de dolor y de tristeza, otros de emoción. Todos sentimientos que son parte de nuestra idiosincrasia, de nuestra cultura y que como dijo Hugo Karplus, Embajador de Camerún y representante de la asociación civil amigos Malvinas-Falklands: "no tengan miedo de mostrar las emociones, hay que tener mucho coraje para llorar entre adultos".

Nos encontrábamos solos, en un lugar donde no había hostilidad contra nosotros, sino la más terrible de las penas, la indiferencia. En una sociedad en la que no entendían cómo un grupo de 14 personas, profesionales de distintas ramas que abandonaron sus trabajos por una semana, sin apoyo político de ningún tipo, sin sponsors que sustentaran sus gastos y sin otra bandera que una pelota de rugby, podían ir hasta su pueblo a enseñarles rugby y los valores que este deporte conlleva.


A medida que pasaban los días y sorteábamos los distintos problemas burocráticos que surgían, productos no de la maldad de los isleños, sino de los malos manejos políticos entre nuestros países. Fuimos volviéndonos más fuertes y comprometiéndonos con la causa; esta misión de paz, que entendemos como la única forma de tender un puente entre dos naciones que siguen, 29 años después, con las heridas abiertas de una guerra cruel.


Pese a la negativa inicial de darnos la cancha del colegio por encontrarse casualmente completa su planilla de reservas durante los días que íbamos a estar allí, cada tarde, cuando los chicos salían del colegio, íbamos al costado del predio a realizar tareas de precalentamiento. No obstante el frío, el viento y la lluvia de un clima cambiante, nos quedábamos allí para pasar la pelota entre nosotros, sumando a los chicos que iban acercándose, tímidos al comienzo y más seguros a medida que íbamos creciendo en número.


Día a día los chicos llegaban más entusiasmados, corriendo con sus camisetas puestas y pasándose la pelota entre ellos. Fuimos viendo cómo el rugby se les iba metiendo por los poros y les iba impregnando el alma, esa alma incorruptible de niño que no entiende de políticas; y no olvidamos que ellos son el futuro. De los isleños adultos que habían participado del partido que se jugó en 2009, ninguno vino, sus variopintas excusas no lograron ocultar la verdadera razón: evitar el estigma social de los más conservadores.


Llegó el jueves, el día del gran partido. Vinieron algunos padres que acompañaron a sus hijos al partido y que nos contaron cómo sus hijos sólo hablaron de rugby y de ese grupo de extraños que llegaba desde un lugar casi proscripto por algunos, con snacks, coca cola y pastillas Halls gratis, para jugar con ellos a un deporte que empezaban a amar. Poco a poco llegaron más jóvenes, más padres, y Teslyn Barkman, la cronista del periódico local, Penguin News, que registraba todo el momento.


Antes de empezar, nos abrazamos en ronda en el centro de la cancha, y Juan Bautista Segonds arengó a los jugadores, explicándoles que ese día allí se jugaba un partido histórico, y que hace 29 años en esa misma tierra sucedía una de las mayores desgracias que pueda aquejar al hombre: la guerra. Que se jugaba para que nunca más haya guerras entre nostros . Rendimos un minuto de silencio por los caídos de ambos bandos y comenzó el partido tras el kick off de Fernando Magno, el capitán del 7mo regimiento de infantería de la Plata.


Ex combatientes que nunca habían jugado al rugby, niños chilenos, niños de las Islas y 14 rugbiers argentinos, se volvieron parte de un mismo mundo por 40 minutos. Los tackles, más de contención que de defensa, se volvían risas al ver a los chicos intentando tirar a rugbiers veteranos de pesada musculatura, como el Hindú Fabián “la bestia” Medina. Ver a Ciaran, el hijo del vicegobernador, correr detrás de cada pelota y liderar como medio scrum a la línea de los backs, nos llenaba a todos los que lo vimos entrenar de orgullo y emoción. Más sabiendo que había ganado su posición de capitán no por su padre, sino por la entereza, dedicación y humildad que mostró en los entrenamientos que brindo Maximo Palma. Al terminar el partido vimos en la cara de los chicos cómo esa alegría se transformaba en incertidumbre. ¿Qué pasaría ahora?


Festejamos el tercer tiempo en la cancha y los invitamos a todos a venir al hotel con sus padres a seguir el festejo después de la cena. Todos nos pedían que les firmáramos las remeras, mientras se sacaban fotos con nosotros. Cada uno le regalaba algún recuerdo a los chicos para que no se olviden de nuestro mensaje. Como Ciaran que antes de irnos le regalé mis hombreras y él me miró sin entender mucho el gesto, pero recordó que el rugby es eso: entrega, a veces sólo por convicción. Me abrazó y se quedó así un largo rato.


La mitad de los chicos nos siguieron al hotel con sus padres, donde entre comida y bebidas recordamos los mejores momentos de nuestra semana con ellos y les entregamos una medalla que prometieron pasar de mano en mano cada semana hasta que volvamos a las Islas. Una forma de mantener unido a ese equipo que nació hoy, pero que va a seguir creciendo aun después de que nosotros pasemos a ser parte de su recuerdo. Un equipo que cada vez que sean las cuatro de la tarde va a agarrar la ovalada y decir “vamos a jugar rugby”, llueva, nieve o haya sol.


Si desean ver un montón de fotos y comentarios muy interesantes, ésta es el blog a seguir


http://gonzaloprados.blogspot.com/


http://www.rugbysinfronteras.com.ar/imagenes_islas.html



















sábado, 2 de abril de 2011