Me quedo en tus pupilas, sin convite a tu fiesta de fantasmas. Adentro todos trenzan sus efímeros lazos, yo solo afuera, y sin amor, mas prisionero, yo, mozo de cordel, con mi lamento, a tu ventana, yo, nuevo triste, yo, nuevo romántico.
Dentro de ti, las nupcias de hielo al sol del árbol y la nube, pareadas risas que se pierden por perdidos senderos, la inevitable luna casi líquida, el agua rota en trinos y en su música un lirio y una abeja en su estigma y en su aguijón tu anhelo de olvidarme.
Yo, en alta mar de cielo estrenando mi cárcel de jamases y siempres.
Dentro de ti, la casa, sus palmeras, su playa, el mal agüero de los pavos reales, jaibas bibliopiratas que amueblan sus guaridas con mis versos, y al fondo el amarillo amargo mar de Mazatlán por el que soplan ráfagas de nombres. Mas si gritan el mío responden muchos rostros que yo no conocía o que borró una esponja calada de minutos, como el de ese párvulo que esta noche se siente solo e íntimo y que suele llorar ante el retrato de un gambusino rubio que se quemó en rosales de sangre al mediodía.
Dentro de ti, las nupcias de hielo al sol del árbol y la nube, pareadas risas que se pierden por perdidos senderos, la inevitable luna casi líquida, el agua rota en trinos y en su música un lirio y una abeja en su estigma y en su aguijón tu anhelo de olvidarme.
Yo, en alta mar de cielo estrenando mi cárcel de jamases y siempres.
Dentro de ti, la casa, sus palmeras, su playa, el mal agüero de los pavos reales, jaibas bibliopiratas que amueblan sus guaridas con mis versos, y al fondo el amarillo amargo mar de Mazatlán por el que soplan ráfagas de nombres. Mas si gritan el mío responden muchos rostros que yo no conocía o que borró una esponja calada de minutos, como el de ese párvulo que esta noche se siente solo e íntimo y que suele llorar ante el retrato de un gambusino rubio que se quemó en rosales de sangre al mediodía.
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