jueves, 21 de enero de 2010

Todo un personaje


Después de una terrible tormenta durante la cual luchaste a brazo partido, por imponer tu voluntad y tus fuerzas... yaces agotada, cansada, rendida....diría que todo el brío y el carácter que tuviste a lo largo de tantos años, los jugaste, todos, como última apuesta a la vida...y ella te abandono, o quizá pensaste que te traicionó.- No podías concebir que algo superior pudiera disponer de tus fuerzas, de tu aliento de tu voluntad....te lo dije muchas veces que fuimos creados por un Dios justo y bueno; un Dios que nunca nos prometió solamente delicias y obediencia suya hacia nosotros. No lo creíste, no te quisiste convencer y luchaste hasta el último suspiro por continuar imponiendo tu voluntad... pero ésto no es un juego, es algo mucho mas grande, en el que nadie gana o pierde. Cada uno obtiene lo que se propone, puede vivir en el Paraíso en la tierra y luego cuando todo se acabe, pagar las deudas adquiridas o a la inversa...

Yo, no sé qué elegiste. Sé que la vida en contacto con la naturaleza, era para ti el tesoro mas tutelado, aún a pesar de los que te necesitamos muchas veces en esos momentos.-
Luchamos como enemigas mas de una vez, vos para imponer tu voluntad aunque no te beneficiara, yo para cumplir con la promesa hecha a mi padre y a mí misma, de cuidarte hasta el último instante.-

No fué fácil, diría que mas de una vez hasta pensé en darme por vencida... pero en ese caso tu enfrentamiento me volvía a poner en pié para luchar por lo que mejor te podía hacer para atravesar sin esperanzas esta enfermedad terrible, que te consumía pero que de la que nunca preguntaste que era, por el temor que el solo nombrarla la hiciera estar presente.-
Ahora te observo tendida en tu lecho, vencida no, quién lucha hasta el final no es un vencido, es alguien con mucho carácter y coraje que ha llegado al final del camino.-

Te miro con una pena inmensa, todos los disentimientos que tuvimos, las agresiones que soporté, todo, todo está olvidado, verte tan indefensa me parece que no es posible, que en verdad no eres tú, alguien débil y martirizado ocupó tu lugar. Te imagino junto a todos los que te precedieron y me acuerdo tanto de tu forma de pensar, cuando decías, "si quieres quedarte para el final, tendrás que soportar la partida de los otros" y ya lo creo que tuviste fuerzas para ver partir a quienes te acompañaron por largo tiempo.
Otra de tus anécdotas, que no podré olvidar era cuando preguntabas, "... y de cuántos años murió?" y yo te decía "83..85...", entonces meditabas un segundo y decías "bueno, vivió bastante", y vos luchabas a brazo partido por cumplir un año más de los 90 que ya tenías...
Recuerdo con qué orgullo viniste un día y me dijiste, "mirá me renovaron el permiso para conducir por 2 años más" y ya tenías 90...

Fuiste mimada sin control alguno, por tus padres, por tus hermanos y por tu esposo, totalmente enamorado, que todo lo que hacías era lo mejor del mundo... y así te convenciste desde muy pequeña, que nada se te podía negar, ni la vida a los casi 95 años. no había que estar enfermo...era una mancha que no se debía dejar ver... y así te disgustabas con los que estábamos con una gripe pasajera o con un dolor en el pecho....
No tenías compasión en esas cosas, porque no te permitías confesar lo que hubieras podido tener. pero...
siempre llega el pero y un día te enfrentaste al peor de los enemigos, el cáncer. A partir del momento que tuviste la sensación que había llegado, no se habló nunca de qué podría ser lo que tanto te molestaba...

Sufriste lo indecible sin querer confesarlo, hasta que tus fuerzas ya no pudieron mas, y el día que quisiste estar en cama, apenas 3 días antes de tu definitiva partida, me dí cuenta que habías llegado al final.
No se puede criticar o recordar tantas cosas que dijiste tratando de herir al que estaba a tu lado...es que no podías concebir que a vos sí y al otro no....
Diría que fuiste un personaje no común, especialmente para la época en que te tocó vivir.
Estarás ahora, sola, como te gustaba estar, caminando en silencio entre los castaños añejos, claro... llegó la primavera en tu querido Piemonte, y en el que considerabas tu bosque, aunque no lo fuera, empezarán a brotar aquellos hongos que tan feliz te hacían, simplemente con encontrarlos.- Estoy segura que estás admirando uno, antes de desprenderlo de la tierra, cosa que hacías con un cuidado, como si fueras a herirlo al colocarlo en tu canastito cubiertos de hojas, la camita que decías que le habías preparado.
Estoy segura que si vuelvo por aquellos senderos, escucharé tus pasos, y ese silencio que me imponías para no romper el equilibrio del bosque...
Te deseo enormemente que seas feliz ambulando por los caminitos que recorrías incansablemente y en los cuales nunca perdiste el rumbo y el lugar donde habías encontrado alguna vez alguno muy especial.
Todos fueron especiales, y ese bosque, tu morada eterna, estaba llena de anécdotas y relatos de los habitantes del bosque que tanto conoces...

Mamá, te deseo una buena cosecha.
Belkys

1 comentario:

Graciela María dijo...

Qué personajes, nuestros padres... Y la madre, siempre repito, es "una herida que nunca cierra". Nos deja esa especie de dualidad de sentimientos metida en el alma, a veces la adoramos y otras...la odiamos...y ahora, a lo lejos, sólo representa la utopía de lo perdido, a quien quisiéramos poder tomarle una mano o mirarla en los ojos, sólo para decirle...¡Gracias por la vida que me diste!.
Hermoso testimonio, amiga... Que Dios la tenga en la gloria.