viernes, 24 de febrero de 2012
Tu duermes, ya lo sé
Tú duermes, ya lo sé. Yo te estoy velando.
No importa que estés lejos, que no escuche
Tu cadencia en la sombra,
No importa que no pueda
Pasar mi mano sobre tu cabeza,
Tus sienes y tus hombros.
Yo estoy velando, siempre.
No importa que no pueda acurrucarme
Para que tú me envuelvas sin saberlo,
Para que tú me abraces sin sentirlo, para que me retengas
Mientras yo tiemblo y digo simplemente
Palabras que no escuchas.
Yo puedo estar tan lejos
Pero sigo velando cuando duermes.
Julia Prilutzkiy Farny
Duerme tranquilo - Alfonsina Storni
Dijiste la palabra que enamora
a mis oídos. Ya olvidaste. Bueno.
Duerme tranquilo. Debe estar sereno
y hermoso el rostro tuyo a toda hora.
Cuando encanta la boca seductora
debe ser fresca, su decir ameno;
para tu oficio de amador no es bueno
el rostro ardido del que mucho llora.
Te reclaman destinos más gloriosos
que el de llevar, entre los negros pozos
de las ojeras, la mirada en duelo.
¡Cubre de bellas víctimas el suelo!
Más daño al mundo hizo la espada fatua
de algún bárbaro rey y tiene estatua.
Alfonsina
domingo, 19 de febrero de 2012
domingo, 12 de febrero de 2012
Así, verte de lejos
Así, verte de lejos, definitivamente.
Tu vas con otro hombre, y yo con otra mujer.
Y sí que como el agua que brota de una fuente
aquellos bellos días ya no pueden volver.
Así, verte de lejos y pasar sonriente,
como quien ya no siente lo que sentía ayer,
y lograr que mi rostro se quede indiferente
y que el gesto de hastío parezca de placer.
Así, verte de lejos, y no decirte nada
ni con una sonrisa, ni con una mirada,
y que nunca sospeches cuanto te quiero así.
Porque aunque nadie sabe lo que a nadie le digo,
la noche entera es corta para soñar contigo
y todo el día es poco para pensar en ti.
JoséAngel Buesa
Tu vas con otro hombre, y yo con otra mujer.
Y sí que como el agua que brota de una fuente
aquellos bellos días ya no pueden volver.
Así, verte de lejos y pasar sonriente,
como quien ya no siente lo que sentía ayer,
y lograr que mi rostro se quede indiferente
y que el gesto de hastío parezca de placer.
Así, verte de lejos, y no decirte nada
ni con una sonrisa, ni con una mirada,
y que nunca sospeches cuanto te quiero así.
Porque aunque nadie sabe lo que a nadie le digo,
la noche entera es corta para soñar contigo
y todo el día es poco para pensar en ti.
JoséAngel Buesa
Está bien....seré dulce
Está bien. Seré dulce y obediente
O lo pareceré. Te da lo mismo:
Necesita, de pronto, tu egoísmo
Que yo me quede así, sumisamente.
Sin sufrir, sin dolor, sin aliciente,
Sin pasiones al borde del abismo,
Sin mucha fe ni un gran escepticismo,
Sin recordar la esclusa ni el torrente.
Necesitas las llamas sin el fuego,
Que el fuego del amor no sea un juego
Y que esté el rayo aquí, sin la tormenta.
Quieres que espere así, sin esperarte,
Que te adore también sin adorarte
Y estar clavado en mi, sin que te sienta.
Julia Prilutzky Farny
O lo pareceré. Te da lo mismo:
Necesita, de pronto, tu egoísmo
Que yo me quede así, sumisamente.
Sin sufrir, sin dolor, sin aliciente,
Sin pasiones al borde del abismo,
Sin mucha fe ni un gran escepticismo,
Sin recordar la esclusa ni el torrente.
Necesitas las llamas sin el fuego,
Que el fuego del amor no sea un juego
Y que esté el rayo aquí, sin la tormenta.
Quieres que espere así, sin esperarte,
Que te adore también sin adorarte
Y estar clavado en mi, sin que te sienta.
Julia Prilutzky Farny
Música... sí, háblame tú del cielo,
inquieto cielo que dejé hace años.
pero con los que alguien borró del todo
para dejarlo sin reír, desnudo
y abierto al ¡ay! y al golpe de fusiles.
Y háblame del desgarrado y roto
hombre de paz que se murió en su guerra;
que supo hablar a los que eran de mármol
y estar enamorado de la muerte,
y ver a las mujeres como flores
bajo las sombrillas de la playa,
y al beso como copa que se alza
llena de voluptuoso pensamiento.
Háblame del pintor de los humildes,
del que supo subir hasta los sueños
y bajar a adorar los pies de un niño.
Tú, música de siempre conocida,
has de sonar cuando la tierra es muda
y acallar los sollozos de la pena
con el arpa de luces de tus sones.
Háblame, sí, del cielo donde moras
desde que abrió su flor la madrugada
y dejar en el pico de los árboles
un trino fantasmal de ruiseñores.
Da tu aliento lustral a los mortales,
la alada gracia de las mariposas
y hasta el glorioso retumbar del trueno
a todos los que escuchen tu sonido.
Habla tú con la voz del que en un verso
no te quiso escuchar porque sufría
tanto su pobre cuerpo atormentado
que en aquel punto su dolor quemaba
y el anhelado cielo parecíale
extraño descansar no merecido.
Y ahora que la muerte se apodera
del sordo lamentar de los esclavos
sé tú la buena voz consoladora
que puede hablarnos del perdido cielo.
José Martí
Suscribirse a:
Entradas (Atom)