jueves, 24 de diciembre de 2009

Serenata de amor


Que jamás, en tiempo alguno, tu corazón abrace el odio.
Que el canto de la madurez jamás asfixie a tu niño interior.

Que tu sonrisa sea siempre verdadera.
Que las piedras de tu camino sean siempre encaradas como lecciones de vida.

Que la música sea tu compañera de momentos secretos contigo mismo.
Que tus momentos de amor contengan la magia de tu alma eterna en cada beso.

Que tus ojos sean dos soles mirando la luz de la vida en cada amanecer.
Que cada día sea un nuevo recomienzo, donde tu alma dance en la luz.

Que en cada paso tuyo queden huellas luminosas de tu paso por cada corazón.
Que en cada amigo tu corazón haga fiesta y celebre el encanto de la amistad profunda que liga a las almas afines.

Que en tus momentos de soledad y cansancio este siempre presente en tu corazón el recuerdo de que todo pasa y se transforma, cuando el alma es grande y generosa.
Que tu corazón vuele contento en las alas de la espiritualidad consciente, para que tu percibas la ternura invisible tocando el centro de tu ser eterno.

Que un suave viento te acompañe, en la tierra o en el espacio, y por donde quiera que la fuerza invisible del amor conduzca tu vivir.
Que tu corazón sienta la PRESENCIA secreta de lo inexplicable

Que tus pensamientos, tus amores, tu vivir, y tu paso por la vida sean siempre bendecidos por aquél amor que ama sin nombre.
Aquél amor que no se explica, solo se siente.Que ese amor sea tu rumbo secreto, viajando eternamente en el centro de tu ser.

Que ese amor transforme tus dramas en luz, tu tristeza en celebración, y tus pasos cansados en alegres pasos de danza renovadora
Que jamás, en tiempo alguno, te olvides de la PRESENCIA que está en ti y en todos los seres.

Que tu vivir sea pleno de PAZ y LUZ.

Versión del texto en español por Eduardo e Irany Lecea

2 comentarios:

Unknown dijo...

Bellisima expresion de un sentimiento poetico. Felicitaciones, Elizabeth Otero-Krauthammer

Caro dijo...

Muchas gracias Elizabeth. Vivo navegando y leyendo poemas....me dan una gran paz.

Cariños,
Belkys