He tirado las rosas marchitas
y he sembrado nuevas primaveras,
he borrado nubes tormentosas
pintando arco iris
del color de la esperanza.
Abrí las pestañas de mi ventana
e invité al sol a desayunar conmigo.
Vacié las tazas con pozos añejos
y en el jarrón de la ilusión puse
ramas de olivo y de hierbabuena.
Aquella caracola con tu susurro,
la he devuelto al mar de mi olvido,
junto aquel verso escrito a destiempo
que hablaba de amores,
de besos y risas,
de soles y cielos,
de flores y mares
y que tenía tu nombre
con sangre grabado.
Sólo me queda limpiar las telarañas
Sólo me queda limpiar las telarañas
que aún quedan colgando
en los rincones de mi soledad.
Marila, estás siempre con nosotras
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