Vuelvo a mirarte: estás
y eres el mismo:
Los ojos y las manos, y ese gesto
de la boca, entre tierno y despectivo.
Vuelvo a mirarte: ya no digo nada.
Me he quedado de pronto
con los labios vacíos,
sin pasión, sin enojo, sin impulsos,
sin reproches, sin nada que decirnos,
sin nada que pedir.
Sin nada mío.
Apenas con un resto de ternura
no se si para ti o para conmigo
para envolverme en ella al quedar sola,
no más sola que ahora. Yo te miro:
tú estás sereno al fin.
Y estás tranquilo
porque me quedo quieta entre tus manos
y me callo y sonrío
nunca sabrás, mi pobre amor, qué pienso
cuando sonrío así.
Y alguna vez sabrás que me has perdido.
Mañana o no se cuando. Todavía
no están del todo secas estas ramas.
Pero hoy ha comenzado nuestro otoño
y hace frío
Hoy empiezo a quererte un poco menos,
hoy dejas de dolerme y no estoy triste.
Julia P. Farny
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