viernes, 14 de octubre de 2011

Brindis

He aquí dos rosas frescas, mojadas de rocío:

una blanca, otra roja, como tu amor y el mío.


Y he aquí que, lentamente, las dos rosas deshojo:

la roja, en vino blanco; la blanca, en vino rojo.


Al beber, gota a gota, los pétalos flotantes

me rozarán los labios, como labios de amante;

y, en su llama o su nieve de idéntico destino,

serán como fantasmas de besos en el vino.



Ahora, elige tú, amiga, cuál ha de ser tu vaso:

si éste, que es como un alba, o aquél, como un ocaso.


No me preguntes nada: yo sé bien que es mejor

embriagarse de vino que embriagarse de amor...



Y así mientras tú bebes, sonriéndome - así,

yo, sin que tú lo sepas, me embriagaré de ti...


José Angel Buesa

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